Son las personas más ricas del planeta y destinan gran parte de su fortuna a causas humanitarias. Las razones detrás del fenómeno.
Detrás de los multimillonarios existe un patrón de conducta en el que, según su estilo de cada uno, encaran la labor filantrópica como si estuvieran desarrollando un nuevo negocio propio e invierten sus fortunas sin esperar un retorno económico.
Federico Toledo, responsable de la Licenciatura en Psicología de UADE, explica que el factor común es que la plata ya no es lo que los motiva, sino que es la consecuencia de haber alcanzado una meta personal muy grande.
«Son personas disruptivas, con objetivos muy ambiciosos que rompen estructuras, corren riesgos y van por todo. Los mueve algo más trascendental que el dinero«, destaca.
En ese sentido, «la filantropía es un nuevo objetivo y una forma de permanecer más allá de su propia existencia. Desprenderse de buena parte de su increíbles fortunas es también una manera de devolverle a la comunidad un poco de todo lo que recibieron y estar más tranquilos consigo mismos«, agrega Toledo.
No obstante, destaca que no es cierta la idea de que un acto de bondad hacia otro es una acción desinteresada en sí misma. Más bien, les aporta una gratificación personal y mejora el grado de autopercibimiento.
Artículo extraído de Iproup.